Pardo Tolosa, donde la tradición se fusiona con la tecnología

Berta M.ª López. 

Cuando mezclas dos cosas que conjugan a la perfección solo puedes obtener resultados espectaculares. Esto sucede con la tecnología y la tradición cuando persiguen un mismo fin: la calidad. Sin el mimo que pusieron sus viticultores, no existirían las viñas que hacen perdurar en el tiempo un proyecto familiar como Bodega Pardo Tolosa. Pero sin la tecnología actual posiblemente no hubieran alcanzado la elegancia y distinción que caracterizan a sus vinos. 

En el municipio albaceteño de Aborea y a 700 metros sobre el nivel del mar crecen sus viñedos. Su uva por excelencia, la bobal: una variedad que requiere de una lenta y completa maduración, un proceso idóneo para las condiciones climatológicas que cobijan la zona. La bodega se localiza «en el corazón de sus tierras», una metáfora más bien explícita. Una relación de semejanza con la que sin palabras sitúan en el centro el lugar donde su vino cobra vida. Detalles que hablan por sí solos, y cuánto nos revelan. Su filosofía: estar «al servicio del vino» porque siempre ha sabido situar al protagonista en el lugar que le corresponde. 

Su catálogo de referencias se compone de cinco variedades: bobal, tempranillo, macabeo, garnacha tintorera y moscatel de alejandría; las dos últimas de reciente incorporación. Estas cepas les permiten elaborar sus tintos, rosados y blancos. Ellos elaboran sus propios vinos derivados exclusivamente de sus 50 hectáreas de viñas viejas. Y es que, aunque su bodega se construyó en el 2005, la plantación de sus viñedos es anterior a esta edificación. En un principio, se dió su producción a terceros, pero en la actualidad la familia Pardo Tolosa se encarga del proceso íntegro que implica su proyecto: la elaboración y comercialización de sus botellas. 

Aclimatados a los tiempos actuales, no podían dejar atrás la producción ecológica. Ellos entendieron la importancia de conocer bien el lugar donde crecieron para poder transmitirlo en cada sorbo, pero con una premisa fundamental: respetar el medioambiente. Sus viñedos están libres de cualquier aditivo químico que pueda alterar el crecimiento natural de las viñas. La bodega regula estrictamente su cultivo mediante auditorías y controles que avalan su transparencia.

En 2021 Pardo Tolosa ha recibido ya varios premios que otorgan gran renombre a la bodega. Su tinto La Sima recibió la plata y su Mizaran Blanco se posicionó como el mejor vino de su categoría en el XXII Concurso Internacional de Vinos y Vinagres Ecológicos. Pero su historial no acaba ahí, en ediciones anteriores fueron homenajeados con dos broces en España Selección, cuatro medallas en los International Wine Awards 2019 o su oro en el III Certamen Topwine. Una enumeración de éxitos que también compete a la Denominación de Origen Manchuela y beneficia a sus «vinos de influencia». Pardo Tolosa, un «sueño hecho realidad», que todavía podría no haber llegado a su cumbre. Porque su ilusión, infinita, puede convertir su deseo en algo mejor de lo que nunca imaginaron. 

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