La Manchuela, cultura y patrimonio de la mano de sus vinos

Berta M.ª López.

La mejor forma de conocer una historia es apreciando con los propios ojos de quien escucha aquello que te quieren contar. Dejarse sorprender por los sentidos para entender ese conjunto de acontecimientos que conforman su crónica. Porque no hay manera más real y certera de aprender que la propia experiencia. Y en este caso, tenemos la oportunidad de remontarnos en su relato con un entorno que cuenta muy bien el gusto y la labor de sus antepasados.  Con un acentuado contraste de paisajes que asombra y dos ríos que convergen en su llanura, el Júcar y el Cabriel, se presenta el lugar hasta el que nos desplazamos. Bienvenidos a La Manchuela, una localidad más de esa «España Vacía» que tiene más de «llena» que de otra cosa. Visitar sus pueblos es hacer un repaso a la riqueza arquitectónica, enogastronómica, cultural y patrimonial de esta región de la Península Ibérica. 

Una comarca que por si fuera poco, también tiene influencia de otras zonas del territorio español como el norte y este, siendo el Mediterráneo un paraíso costero que ha calado en su historia. Pinturas rupestres levantinas tan significativas que se han convertido hoy en Patrimonio de la Humanidad. La Manchuela se considera una «zona de paso» entre el Levante y el interior, con un pronunciado trazado que ha marcado el desarrollo cultural de la comarca. Toda una abundante fortuna que nace como resultado de su compromiso con el entorno natural y que se ha convertido en una gran fuente de ingresos. Sin dejar de lado el merecido reconocimiento a aquellos que con su constancia y sacrificio trabajan por preservar y reforzar el prestigio de sus tierras. Una labor diaria para hacer de la Manchuela y de la Ruta del Vino de la Manchuela dos marcas turísticas de referencia.

Todo ello bajo el amparo de su principal protagonista: el vino, concretamente el de la Denominación de Origen Manchuela. La Ruta del Vino de La Manchuela con sus actividades enoturísticas es el pretexto para mostrar a los turistas las tradiciones y costumbres de todos sus pueblos. Con una copa de vino como acompañante entre las diferentes paradas, los visitantes pueden descubrir un gran sistema de palacios y castillos que sorprenden con su encanto. Entre ellos destacan el Castillo de Alarcón, el Castillo de Alcalá del Júcar, el Castillo de Carcelén, el Castillo de Enguídanos o el Castillo de Ves. Paredes que hablan por sí solas para quien sabe escuchar. Belleza en estado puro para quien sabe contemplar. 

Las visitas a las bodegas se convirtieron hace ya un tiempo en actividades mucho más completas y únicas. Mantener su carácter más original de la mano de la novedad: visitar una bodega con un paseo en carruajes hasta el viñedo y la cata en el propio viñedo. Propuestas con las que disfrutar conscientemente del valor de nuestra tierra sin la necesidad de desplazarnos a lugares muy lejanos. Entender, percibir y apreciar las maravillas más cercanas, una tendencia hacia lo próximo que cada día está «más de moda». El interés por planes culturales está en auge y La Manchuela tiene mucho de es esto. No dejes que te lo cuenten.

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