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Cómo vender los vinos que no tienen voz

24 April, 2020

David Blay Tapia
Que el sector del vino, como la mayoría de los asociados a la gastronomía, está en dificultades no hace falta decirlo. Como tampoco que muchas personas están ayudando a sostenerlo, consumiendo en casa producto de proximidad con la obvia moderación que se requiere.

Bien es cierto que la mayoría de las bodegas de la Comunidad Valenciana vendían a restaurantes, pero también disponen de distribución en grandes superficies, lo que está consiguiendo sostener en algunos casos las ventas.

¿Pero qué ocurre con los pequeños productores? ¿Aquellos que hacen añadas pequeñas, que dependen de los distribuidores para su colocación en el mercado y que no suelen tener venta directa a particulares?

Fil·loxera & Cía. fue pionera en hacer vino en un garaje. Y ahí sigue, creando desde un espacio minúsculo en Fontanars dels Alforins referencias como ‘Sentada sobre la bestia’, ‘El cordero y las vírgenes’, ‘Beberás de la copa de tu hermana’ o ‘Bienvenidos al extraordinario mundo de la mujer caballo’. Nombres sugerentes que se han ido creando un hueco en lugares muy concretos y que sostienen a dos familias enteras.

Pero ahora se debaten entre cuatro preguntas, que les mantienen 30.000 botellas paralizadas en su almacén y otras tantas que podrían venir cuando se recoja la uva.

Primera. Cómo hacer los trabajos de campo y vendimia a causa de que pagas los gastos de desplazamiento a los trabajadores, que se multiplican porque antes venían cinco en un coche y ahora deben trasladarse de manera individual.

Segunda. Cómo planteas tus ventas, animando a tus distribuidores mientras decides no poner tu producto cara al público individual porque el precio sería inferior y romperías el negocio de aquellos que te han apoyado desde el principio.

Tercera. Si te arriesgas a pedir un crédito ICO para endeudarte, embotellar y almacenar sin previsión real de aperturas de establecimientos de hostelería ni de fronteras para la exportación.

Cuarta. Cómo convencer a los grandes comunicadores de que no hace falta hablar de vinos lejanos para ser interesantes, sino de productos cercanos de calidad que inciten a las personas a consumir local.

Y mientras el campo no para de crecer. Y Jose sale a cuidarlo cuando no llueve. Y Pilar trata de trabajar y seguir formándose en casa con Pep, de cuatro años, interrumpiendo a cada instante. Y Joan, en la distancia, mantiene el contacto y se acerca cuando puede.

Y entre todos cuidan el Ullet de perdiu, una variedad que no coincide con ninguna otra después de cinco años de estudio y que les confiere la posibilidad de hacer un vino único. Pero sin saber, a estas alturas, quién podrá probarlo.

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Un comentario en Cómo vender los vinos que no tienen voz

Juan el 25 April, 2020 a las 1:07 pm:

El problema de los vinos es que se venden a bares y restaurantes. Los cuales están cerrados.
A los pequeños consumidores creo que los precios son excesivos
La realidad es que que tienen que reinventarse

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