Belondrade y Lurton 2019: lo que pasa en el campo se queda en una botella

Jaime Nicolau

Hay proyectos bodegueros que miran con descaro al campo. Que defienden una filosofía sincera de embotellar las virtudes de lo que ha ocurrido cada año en la viña y ser capaces de interpretar y corregir las dificultades que cada añada presenta. De esos proyectos nacen vinos “elaborados” prácticamente en la viña, con muy poca intervención en bodega. Tomando un símil futbolístico aquello de “lo que pasa en el campo se queda en el campo”, pero esta vez se queda en una botella. Una de esas firmas es Belondrade, que la hace unos días nos presentaba la nueva añada de Belondrade y Lurton, la 2019. En un año tan complicado como el que vivimos el primer cambio de una cita tradicional alrededor de la mesa de los mejores restaurantes fue la presentación online del producto. El segundo cambio, también original, es que para la ocasión la firma envió previamente una muestra del vino en un formato especial de 375 ml, hecho expresamente para esta cata online de manera mimada en un proceso absolutamente artesanal.

Dirigieron la cata Marta Baquerizo, directora técnica y enóloga, y Jean Belondrade, responsable de la parcela comercial, apoyados por el equipo que dirige Pablo Bacete, en Leblosen-Las Añadas. La 2019 es la añada número 25 de este vino, emblema de la casa. Es la primera vez que el vino sale al mercado con el sello de ecológico, pese a que el viñedo ya lo es desde hace 10. “No temíamos prisa porque no necesitamos un sello, es una filosofía y una convicción que ya veníamos aplicando desde hace muchos años en el proyecto”, señalaron los protagonistas. Respecto a la añada, la enóloga señalaba que fue “muy temprana, muy seca y de bajos rendimientos, pero a la vez muy sana”. Una añada en la que las decisiones en el campo fueron fundamentales. La elección del momento idóneo para vendimiar cada parcela, escasa intervención, la mesa de selección y la vinificación por separado de cada parcela, han sido la paleta de colores con las que han trabajado para colorear el lienzo que se dibuja en el campo. Si a todo eso sumamos el trabajo habitual con fermentaciones espontáneas en esta bodega, el resultado vuelve a ser brillante. En cuanto a botellas, ha habido un pequeño descenso respecto a 2018, pasando de 102.000 a 95.000 botellas.

“Un château bordelés en España” esto es lo que soñaba Didier Belondrade. Para lograrlo era indispensable asentar las bases del proyecto sobre una máxima: viñedos propios. Así es como va tomando forma la finca Quinta San Diego con la plantación de las cuatro primeras parcelas, en la localidad vallisoletana de La Seca.

Conservar la identidad de cada parcela a lo largo de toda la vinificación ha sido una preocupación constante para Didier Belondrade. El desarrollo de fermentaciones espontáneas con levaduras autóctonas era por lo tanto un paso lógico en la identidad de BELONDRADE.

Belondrade y Lurton 2019

Es el vino emblema de la bodega. Un vino que procede exclusivamente de la finca ecológica Quinta San Diego. Cada una de las parcelas es cosechada a mano, para fermentar y criarse por separado sobre sus lías en barricas de roble francés. Fermentación alcohólica espontánea y controlada.

Al final de una crianza sobre lías de 10 meses se hace una selección y un “assemblage”. Toda la producción se embotella a la vez y permanece, como mínimo, 5 meses en botella antes de salir al mercado. Se trata de un vino elaborado para poder consumir en los próximos 6 a 8 años, en los que mostrará todas sus cualidades.

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