Parador El Saler. El silencio de los buenos

J. L.
Estamos acostumbrados a llegar a los hoteles, restaurantes, cafeterías y demás y pedir lo que nos apetece exigiendo que todo esté en perfecto orden. Genial, para eso pagamos y además estamos convencidos de que el dueño del local contrata gente profesional y preparada para asumir la demanda cuya oferta publicita.

Todo está muy bien.

Pero, de vez en cuando, hay que bajar de la nube y pisar suelo firme. No el cambiante, el firme. Es cuando uno se da cuenta de que para que puedas tomarte un vermut ha hecho falta algo más que descorchar una botella. Que para cuando te sientes en una mesa, ha hecho falta la limpieza del local, de las sillas, de la mesa y algunas otras cosas. Que para que tu plato esté en perfectas condiciones y tus cubiertos inmaculados hay que realizar una labor meticulosa… y como eso, muchas cosas más.

Les presenté, hace unos días, el reportaje de la nueva carta del Parador El Saler. Hablamos de cocina, de proyectos y de muchas más cosas que hacen que este local sea único.

Servidor, que es “de pueblo y de planta baja” le pidió a Francisco Contreras, director, que diese la enhorabuena a las personas que hicieron que fuéramos felices en el evento. Francisco, ni corto ni perezoso, se levantó y nos invitó a conocer “las tripas” de su local. No había nada preparado, lo afirmo. Sí hubo mucho de satisfacción.

Tomamos una foto, puede que buena o mala, pero lo que no tiene duda es la gran cantidad de profesionalidad y amor que hay en ella. Nos juntamos empleados con prensa, con dirección, con todo. Lo que nos unió fue, simplemente, el afán de ser un mejor profesional, cada uno en su puesto y el orgullo de mantenerlo.

Estos son los auténticos protagonistas que hoy y siempre, serán AMIGOS ENTRAÑABLES.

Puri, Jorge, Edel, Ángel, Víctor, Álex, Pascual, José y Salima.

Hay muchos más, volveremos a por ellos porque no podemos olvidar que, con su implecable y anónimo trabajo, nos hicieron felices.

En el Parador El Saler.

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