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Socorro, vuelve Master Chef

José Antonio López
Llevo una semanita como para no contarla.

He de reconocer que no soy asiduo a la televisión. Tengo los canales normales y me sobran la mitad. Soy más de radio, de noticias, de música… es lo que me gusta y respeto otros gustos.

Lo que no puedo evitar es compartir algunas comidas y casi todas las cenas con la televisión.

Reconozco que acompaña y te “pone al tanto” de lo último que ya han dicho en el telediario de las tres.

Salvo excepciones. Pocas y menos en fin de semana.

A lo que vamos. Que estaba un servidor todo preocupado y entusiasmado con un nuevo programa que iban a poner en la uno y que se llamaba Alfombra Roja o algo parecido para la noche de los sábados. Ya saben, un programa de esos que innovan y se compone de música, humor y entrevistas.

Lo último, vamos.

Y todo iba bien hasta que en un avance me veo al productor/director D. José Luis Moreno y se me abren las carnes.

Dios, la que se nos viene encima. Y se nos vino el sábado. Pedazo programa. Si alguno de sus niños, amigos o cónyuges se porta mal, oblíguelo a verlo. No más de diez minutos que queremos a nuestras familias, pero que lo vean. Mano de santo.

No vuelven a revelarse nunca. Palabra.

Pero, amigos, esto no es lo peor que nos esperaba la semana pasada.

A bombo y platillo nos anuncian, sí, que sí, que no me equivoco… la vuelta de Master Chef. Toma ya. Ahí queda eso. Válgame Dios… ( y todo lo que se les ocurra).

Mi amigo Alfonso ya ha sacado cuentas de Top Chef, Chef Junior, Master Chef, Pesadilla en la cocina, Sabotaje en la cocina, Dale en la cabeza con la maza de ablandar el pulpo… y los cien mil programas de los que ya dimos cuenta en una anterior Trituradora.

Fantástico.

Ya podemos prepararnos para ver cómo los grandes de la cocina se dan de tortas por hacer cosas nuevas e inventar platos que, posiblemente ni veamos en los restaurantes ni degustemos en nuestra vida.

A mí se me antoja que esto es como cuando vemos un desfile de modelos de las grandes firmas. Lo más normal es que no veamos los vestidos de pasarela en las tiendas ni en ninguna otra parte.

Me pregunto si todavía queda algún plato por inventar o estamos recurriendo a los consabidos, pero hechos de manera distinta.

Ustedes me entienden. Es como comprar un libro de recetas unas son de “la abuela” otras “de toda la vida” las más “como las hacía mi madre” y al final no salimos de los estofados, ollas podridas o el ajo arriero en el mejor de los casos.

Benditos sean estos platos, por cierto.

Bien. Esperaremos esta vez (de momento, no canten victoria) no son los niños quienes se baten en duelo por ver quién hace la mejor albóndiga o quien adorna mejor un trozo de pizarra haciendo malabarismos para que no se caigan los brotes.

Ante nosotros desfilarán grandes chefs y volveremos a aprender de ellos. Mientras tanto, amigos, confíen en el cocinero de su restaurante favorito y disfruten de otros colegas que hay en la gran cantidad de restaurantes de nuestra comunidad y fuera de ella.

Los hay tan buenos, que no estarán en Master Chef.

Por cierto, permítanme compartir con ustedes la definición de receta que me ha enviado un buen amigo.

“Receta Culinaria: Serie de instrucciones detalladas para preparar, a partir de unos ingredientes que no sabes dónde comprar y en unos recipientes que no tienes, un plato cuyas sobras se negará a comer hasta el más hambriento de los canes.”

Sean felices.