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Graciaaaaas

José Antonio López
He dejado pasar unos días y hoy he madrugado lo que no está escrito para disfrutar de los espacios abiertos que han quedado con motivo de la entrada en vigor de la prohibición de aparcar en el carril bus.

Impresionante. Mi Valencia parece otra. Sorolla estaría emocionado ante tanta luminosidad lo mismo que esos miles de personas (qué digo miles, cientos de miles) que solicitaron se produjera el milagro.

De los afectados y cabreados, no hablo. Ya lo hice. Además hay una moratoria y los agentes de la autoridad competente, tendrán el trabajo añadido de colocar papelitos en los parabrisas de los “infractores” anunciándoles que la próxima vez la cosa irá en serio y les multarán.

Miren si estoy contento que hasta me he olvidado de los tres atropellos que llevo esta semana por parte de los usuarios de la bicicleta, que no ciclistas, que van por las aceras y además, del susto que le di a un conductor de un vehículo cuando tuve que invadir la calzada porque, toda la acera del Mercado de Colón estaba invadida por un montón de bicicletas que atendían las enseñanzas de una guía especializada en este nuevo turismo de las dos ruedas.

Creo que le llaman rutas ciclo-culturales y campan por sus respetos olvidando el de los demás y haciendo caso omiso al carril bici que tanto éxito está obteniendo.

Me siento feliz y agradecido a estas personas que trabajan para mí y para que todos los ciudadanos tengamos una vida más cómoda . ¿Cómo no me había dado cuenta durante estos dieciocho años de que la cosa estaba equivocada?

Lo único que enturbia, pero poco, el día luminoso, es que me he enterado de que van a cambiar los nombres de un puñado, bastantes, de calles. Esperaré pacientemente y, si es posible, daré mi opinión.

De momento, ya tenemos el carril bus libre.

Lo demás, llegará.