El camino no es la guerra

Hace unos años ocurría con la fruta y ahora con el vino. Ayer se hicieron virales una imágenes del Telediario de TVE española (la que ilustra este post es de hace meses) en las que viticultores franceses tomaban las instalaciones de una bodega gala que había adquirido vino español vertiendo el contenido de los depósitos. Una más. No se preocupen que no va a pasar nada. Quejita en voz baja a nivel político en Bruselas y asunto terminado. Esto a nivel político, que como siempre no tiene nada que ver con la pasión del sector bodeguero español que, dicho sea de paso, salva buena parte de los números del país, y si no que el Ministerio de Economía consulte a sus vecinos del Ministerio de Agricultura. Los viticultores galos se quejan del precio del vino español, algo de razón no les falta.

Pero el sector saca músculo a su manera. Enseña los dientes de otra forma. Estos días conocíamos el informe Market Trends de Nielsen analizado por el Observatorio Español del Mercado del Vino (OeMv). El dato más destacado es el buen ritmo de crecimiento que presentan las ventas españolas de vinos espumosos y tranquilos en el libreservicio español durante el primer semestre de 2016. De hecho, son los productos que más crecen entre el conjunto de bebidas, un 4,5% los espumosos y un 4,2 los vinos tranquilos.

Y vuelve a sacar pecho en lo que a exportaciones a China y Japón se refiere. Como ya ocurriera en 2015, China aumentó notablemente sus importaciones de vino durante el primer semestre de 2016, tanto en volumen como sobre todo en valor. El vino envasado marcó la subida global y ya supone el 94% de la inversión china en vino, con España creciendo por encima de sus competidores. China se consolida como primer comprador vinícola del continente asiático, en un mercado liderado por los vinos franceses. Por el contrario, Japón redujo levemente sus importaciones en esta primera mitad de año. Sólo crecieron las compras de vinos espumosos gracias a la buena marcha de España.

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