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Álvaro Faubel, el empresario al que enamoró el vino

Jaime Nicolau
Este artículo es una deuda. Debía haber visto la luz hace tiempo. Será una espinita clavada. Hace unos días conocíamos que se nos ha ido Álvaro Faubel. Para quienes no lo conozcan, me vais a permitir que siga hablando en presente, es el alma mater de Dominio de la Vega junto a Emilio Expósito y Fermín Pardo. Llegó al mundo del vino de la mano de Natra, tras la adquisición de Torre Oria por parte de ésta. Era ya en aquella época un empresario de éxito y Natra le dio galones en aquella aventura. Allí sembró el embrión de su pasión por el vino más allá de ser una mera afición. Aquella aventura pasó turbulencias tras las que en 2001 nació Dominio de la Vega de la mano de los tres personajes comentados. Ya no había marcha atrás. El vino había cautivado a Álvaro. Su mundo le llenaba.

En Dominio de la Vega el amor de Álvaro por el vino y el cava fue tomando tanta intensidad que acabó siendo su vida. Junto al resto del equipo de la bodega han logrado situarla como referencia del trabajo bien hecho y de la máxima calidad a nivel internacional. Dominio de la Vega es hoy una de las firmas elaboradoras de cava más notables del panorama español. Pero como siempre aprovechaba para recordar Álvaro, sin dejar de hacer también grandes vinos, especialmente con la autóctona bobal. Emilio, Fermín y Álvaro saben lo que ha costado consolidar este sueño. Como lo saben Dani, Abel y el resto del excelente equipo de profesionales y los que lo han sido en algún momento durante todos estos años. A todos vosotros animaros a que sigáis trabajando con el mismo entusiasmo porque es el mejor homenaje que podéis hacer a Álvaro y a su familia.

A ti Álvaro, gracias por ponernos las cosas tan fáciles durante todos estos años. Por animarnos a seguir prescribiendo los productos valencianos sin mirar la contraetiqueta. Gracias por hacerlo con una elegancia contagiosa y siempre con la sonrisa en la boca. Y allá donde estés no olvides brindar con las burbujas de tu Dominio de la Vega.

Chin chin Álvaro.