Mustiguillo lleva toda su esencia al mundo de la burbuja con Calvestra BN

Jaime Nicolau

Pasos cortos y seguros. Así ha sido siempre la filosofía de Mustiguillo. Cada producto nuevo ha «madurado» un tiempo más que prudencial en las entrañas de la bodega. Catas, catas y más catas viendo su evolución y cómo sacarle un poquito más de punta, de tipidicidad, de identidad, del lugar… Es una metodología que se repite con pulcritud en cada vino con el sello de Toni Sarrión. Y no lo iba a ser menos cuando el enorme enólogo valenciano decidió adentrarse en el mundo de la burbuja.

Lo hizo animado por el enorme potencial de su paraje de Finca Calvestra. Ese en el que la Merseguera habla en verso, hilando poemas hermosos en forma de vino blanco. Y es precisamente en ese paraje, con el añadido de una excepcional chardonnay, en el que Toni Sarrión dibujó en su cabeza hacer un espumoso de altos vuelos. Y volvió a toparse con la parte administrativa. Esa que pretende poner vallas al campo, algo que no va con este indomable enólogo. El trabajo con la merseguera no podía mirar para otro lado en este proyecto de burbujas excepcionales. Así que sin problemas, Calvestra Brut Nature es un vino espumoso elaborado con merseguera y chardonnay, y no está adscrito a ninguna DO, llevar el sello de Mustiguillo es una garantía más que suficiente para el consumidor. La bodega se ha ganado esa confianza a base de honestidad en sus 25 años de trabajo.

Como cualquier vino de Mustiguillo, la esencia comienza en el viñedo con mimo, hasta conseguir una uva de gran calidad y muy sana que, como siempre, es vendimiada a mano. Le sigue la segunda selección en bodega, y un prensado suave del que solo se extrae el mosto flor. El tiraje, en marzo del año siguiente, antes de pasar al menos 60 meses en botella. Y no es hasta octubre cuando se produce el degüelle. El resultado es un excepcional espumoso que está óptimo ahora, y seguirá estándolo los próximos 10 años.

El producto te lleva rápidamente a las notas de flor blanca, hinojo y tomillo en nariz, acompañado de frutos secos. En boca resulta cremoso, elegante y fresco, sorprendiendo en esta añada la buena acidez y la intgración de sus finas burbujas. Cuenta con un final largo y persistente. Es ideal para tomarlo como aperitivo con salazones, jamón ibérico o mariscos. Pero también para una comida larga con carnes blancas, arroces o pescados a la brasa.

En resumen, un producto excepcional engalanado por la magia y el glamour de las burbujas que está a la altura de lo que cualquiera espera cuando lee Mustiguillo.

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