Ciro: que siga la magia

Hay veces que situaciones cotidianas como una simple mudanza, te alejan de algo que apreciabas y, sin darte apenas cuenta, te paras, miras y ves que el tiempo ha pasado a velocidad de vértigo pero que todo lo que dejaste está en su sitio. Incluso ha mejorado. Es lo que nos ha pasado en nuestra visita a Ciro, el templo de Julio e Inés. Cada visita, una experiencia gastronómica garantizada. Y la que acabamos de hacer un claro ejemplo. Dejamos Ciro con la mudanza a su actual enclave en Campanar recién hecha. Hoy nos encontramos que la maquinaria está perfectamente engrasada. Que todo fluye a una espectacular velocidad de crucero y que la magia de Julio en cocina e Inés en sala hace el resto.

Es fin de semana y Ciro funciona con menú. Una sinfonía de platos con cuatro entrantes, principal y 3 minipostres que sorprenden y que resultan a la vez contundentes.  Empezamos con Blinis al vapor con salmón salvaje ahumado. Le siguió la presa ibérica en semisalazón con parmesano y trufa. Y es que la trufa, en manos de Julio es siempre bien utilizada y lo veremos en el resto de platos. Espectacular el bocado. Patatas asadas con sabayon y mostaza verde y unas espectaculares alcachofas con jamón y otro toque de trufa.

De principal había dos arroces, de boquerones y acelgas o de pato y setas, un pescado fresco (bacalao en este caso), y lo que elegimos, canelones de puchero trufado. De nuevo magia en el plato.

Me he prometido no volver a dejar pasar tanto tiempo para la siguiente visita. Lo que tengo claro es que vaya o no, Ciro es uno de esos establecimientos que uno puede recomendar sin miedo. Julio e Inés son unos perfectos anfitriones que garantizan una calidad espectacular en el plato y en la copa. Un valor seguro en Valencia.

Así que un reencuentro sincero, y que nos alegra enormemente ver un comedor lleno para disfrutar de la gastronomía pura de Julio Colomer. La magia, en Ciro.

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