Víctor Marqués: “Proyectos como Casa Lo Alto son un lujo para un enólogo de mi generación”

Víctor Marqués tiene una manera muy personal de entender el mundo del vino. Su formación y los proyectos de los que ha formado parte, hacen que mire de manera muy especial al viñedo interpretando e intentando entender cada parcela, cada rincón de viña, cada suelo… para ser luego capaz de transmitir esas personalidades diferentes en sus vinos.

Su vida cambió de manera radical cuando se cruzó en su camino Casa Lo Alto. Junto a Marc Grin, CEO de Murviedro, decidieron que ese proyecto era tan excepcional que debía tener una atención enológica especial. Una persona dedicada en cuerpo y alma al proyecto. Y esa persona era Víctor. «Estoy encantado con el proyecto de Casa Lo Alto. En cuanto decidimos lo que queríamos hacer tenía claro que Casa Lo Alto era el proyecto soñado. Me vine aquí solo, como un ermitaño y me he moldeado la finca, desde la viña a la bodega, pasando por el monte, los olivos, los almendros. Esto es un paraíso”, señala Víctor.

Desde ese día ha ido esculpiendo cada rincón de la finca a su gusto, desde el trabajo en la viña hasta un meticuloso mimo con el entorno en el que se encuentra el paraje, a las puertas del Parque Natural de las Hoces del Cabriel. En materia enológica tenían claro que la bobal debía llevar la voz cantante, pero perfectamente secundada por otras castas que también habitaban la viña de Casa Lo Alto, como las también autóctonas tardana o garnacha. Y ahí nacieron los vinos Manzán, Trena o Rocha, hijos de las variedades comentadas, que ya se han encargado de demostrar que estamos ante un proyecto y un enólogo diferentes.

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