Pago de Tharsys, 20 años cumpliendo un sueño entre viñedos y burbujas

Mar Lafuente

Los sueños se cumplen, si no que se lo digan a Vicente García. Eso sí, con mucha paciencia, mucho esfuerzo, trabajo y cariño. Él lleva 20 años viviendo el suyo, esforzándose por hacerlo realidad… Y lo ha conseguido, el resultado es Pago de Tharsys. Si por aquel entonces, cuando puso en marcha la bodega, le hubieran contado el futuro, todo lo que han cosechado hasta día de hoy, igual no se lo hubiera creído, o igual sí; lo cierto es que él siempre lo ha hecho con la única pretensión de devolverle a su tierra, a Requena, todo lo que ella le había dado a él, ponerla en valor y, sobre todo, disfrutar haciendo algo por los demás, «porque eso es lo más valioso, eso no tiene precio, ese sí que es un gran placer para los que tenemos la suerte de tenerlo», asegura Vicente.

Un sueño que compartía y comparte con Ana Suria, porque Pago de Tharsys, como ha indicado ella, nace hace 20 años «de la ilusión de Vicente y mía por tener algo propio, por plantar viñedo, por hacer vinos especiales y hacer cava, porque Vicente y el cava llevan unidos toda la vida». Dos décadas evolucionando y mejorando, años que no han sido fáciles en muchos momentos pero que han pasado bastante rápido, o por lo menos así los ha vivido la fundadora de la bodega.

Su nombre ya pone en valor las tierras donde se encuentra, porque ‘Tharsys’ es el fundador de Requena, como ha explicado Vicente. Remontarnos al origen de la bodega es hacerlo al de la historia de nuestro país, porque coincide la fundación de la bodega cuando los franceses vinieron a conquistar la península. Una bodega que se construyó en un momento de esplendor en la elaboración de vinos de calidad en la región.

No es hasta 2002 cuando llega a manos de los dos fundadores. Con la firme creencia en que las tierras de Requena tienen tanto valor para elaborar cualquier cosa como las tienen Burdeos, Borgoña o otra región francesa en la que había estado Vicente, y con el deseo de crear y ayudar a que su tierra fuera tan buena en valores como eran otras, nace Pago de Tharsys.

«Todo el mundo que ha hecho un camino ha pensado llegar a una meta, pero nunca pensaba que lo importante iba a ser el camino», afirma Vicente. Y el de esta bodega ha sido un camino lleno de uvas, burbujas y momentos únicos. Desde sus comienzos han tenido claro cuáles iban a ser los valores por los que se tenían que guiar para construir ese camino: calidad, sostenibilidad, hospitalidad y honestidad. Pago de Tharsys ha evolucionado en todos sus sentidos, mejorando todas las facetas como bodega.

La ecología es una de ellas. «Hace 14 años que empezamos con el cultivo del viñedo ecológico. Es un proceso que va del interior al exterior, es decir, teníamos el convencimiento de hacerlo y pensábamos que era vital. Desde ese convencimiento hemos hecho todo lo necesario para implementarlo, primero el viñedo y luego los vinos», explica Ana. Un proceso lento, pero del que ahora están muy satisfechos, ya que ahora prácticamente todo lo que hacen de vinos de pago son ecológicos.

No se puede hablar de su evolución sin hablar del enoturismo, ya que fueron pioneros en ello. Empezaron abriendo al público sin saber exactamente lo que quería el visitante y tampoco lo que iban a ofrecer, lo que tenían claro es que abrirían sus puertas a cualquiera que quisiera conocer su proyecto porque iban a ser los mejores embajadores, los que contarían su historia más allá de las paredes. Con el paso de los años han ido profesionalizándolo y adaptándose a lo que demandaban los enoturistas, «el enoturismo ha evolucionado mucho durante estos 20 años y nosotros con él», asegura Ana.

Conforme ha ido evolucionando el mundo del vino, también lo ha hecho la bodega. Hablar de Pago de Tharsys es hablar de ‘ellas’, más del 50% del equipo son mujeres, algo que era muy raro si echamos la vista atrás.

El que conociera la bodega hace 20 años se acordará que la imagen de la bodega no era la que es. Evolución en todos los sentidos. Decidieron cambiar el logo que les representa por la famosa medusa, la gorgona que está en las conocidas etiquetas de cerámica de su cava más conocido. Rebeca García, segunda generación de la bodega, también habla de las mejoras en la imagen de los vinos, «hemos ido alineando y definiendo a lo que queríamos expresar con cada cuvée, utilizando materiales unidos a la filosofía de la sostenibilidad y que definen nuestros cuatro valores».

Y no se puede hablar de este proyecto sin mencionar sus vinos y sus especiales cavas, y menos aún con Vicente García, considerado ‘el padre del cava valenciano’. Desde una gama media ‘Carlota Suria Organic’, a la gama de vinos de pago, una gama de cavas de añadas especiales hasta la gama de cerámica que homenajea a la cultura ceramista de Valencia. Esta es la gran diversidad del tipo de vinos que se elaboran en la bodega.

Por todos estos años, por el trabajo de tantas personas que han hecho que Pago de Tharsys haya conseguido llegar a lo que es hoy, han decidido celebrar este 20 aniversario por todo lo alto: una cata vertical de su cuvée más especial (el albariño vendimiado por la noche), una vendimia tradicional con invitados de lujo y próximamente una gran fiesta en la que presentarán un nuevo cava muy especial en el que llevan trabajando cinco años.

Años de evolución, un camino muy bonito de cumplir sueños, de hacer cosas que nunca habrían imaginado y que tras ellos Vicente García se atreve a animar a todos aquellos que quieran cumplir su sueño: «Voy a animar a infinidad de gente a que sueñe con que se puede hacer y, después de soñar, que empiece a hacerlo».

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