El viñedo valenciano ‘grita’ unido contra las placas solares

Jaime Nicolau / Foto: Fernando Murad

Lo que no ha conseguido el hombre, lo ha conseguido la especulación y el boom en torno a las fotovoltaicas. Jamás el viñedo valenciano había clamado tan alto y tan unido como está ocurriendo estos días contra la intención de implantar de megaparques de placas fotovoltaicas en zonas en las que hasta ahora eran felices las viñas. De Castellón a Alicante y de Valencia a Utiel-Requena. Todos han alzado la voz y, lo que es más importante, han decidido unirse ante una amenaza sin sentido para un cultivo arraigado a la Comunitat Valenciana desde, al menos, el siglo VII A.C., o lo que es lo mismo, desde hace casi 3000 años. Decía estos días Fernando Marco, director gerente de la Cooperativa de Viver en una entrevista para 5barricas que parece que estemos en uno de esos momentos repetidos en la historia en los que una civilización llega a tierra de otra y la quiere arrasar por completo, sin dejar nada del pasado. Recordaba también cómo hace solo un año los agricultores, actividad esencial decían entonces, peleaban y trabajaban para llenar las despensas de una sociedad en estado de shock tras el estallido de esta maldita pandemia. Qué pronto olvidamos los humanos. No aprendemos. Lo mejor de todo es que el sector vinícola es bandera de la ecología y la sostenibilidad desde hace años. De hecho nadie en su sano juicio está en contra de las energías renovables. Pero su implantación debe ser racional y buscar criterios que respeten actividades arraigadas y rentables. Y el sector del vino, unido al del turismo (agroturismo o enoturismo), es uno de los más importantes en el PIB de la Comunitat Valenciana. “Acabar con nuestro paisaje sería darnos un tiro en un pie, o peor, un tiro en el corazón”, señalaba hace unas semanas el secretario autonómico de Turismo Francesc Colomer, al respecto.

Como ya hemos contado desde 5barricas, Terres dels Alforins (DOP Valencia), una de las zonas más bellas de la Comunitat bautizada hace años como la pequeña ‘Toscana Valenciana’, se levantaba en pie de guerra ante el peligro real que corre su patrimonio paisajístico y de territorio. 24 siglos de historia en peligro. Tampoco se salva Chiva, en la que también han puesto el foco las energéticas.

Después gritó Viver. En este caso los proyectos afectaban directamente a zonas fértiles de olivar y almendro, con las que llevan treinta años trabajando de manera excepcional tanto en el producto de enorme calidad como en materia de agroturismo, como vehículo conductor y generador de oportunidades para el emprendimiento en el medio rural, en la España Vacía.

Y alzó la voz Utiel-Requena, con su yacimiento íbero de Las Pilillas atestiguando que en esas tierras el vino ha desempeñado un papel fundamental como motor socioeconómico de una comarca desde hace 2700 años. Y lloran las cepas viejas de bobal y gimen de sufrimiento las cavas de Requena. Las viñas no entienden a unos políticos que unas veces les dan las espalda, y otras veneran su paisaje, su papel como motor del medio rural y sus bondades, como el mismo president Ximo Puig ejerciendo de Embajador del Cava Valenciano y brindando cada año con él la primera semana de diciembre. Es hora de mojarse.

Y chilló Alicante. La Denominación de Origen Protegida Alicante y la Ruta del vino de Alicante unieron sus fuerzas con una declaración conjunta a las administraciones ante la amenaza de la transformación del paisaje vitivinícola de la provincia, por el aumento de solicitudes para la instalación de campos de placas solares en el Vinalopó. En la declaración se establecen las medidas a aplicar de protección al paisaje del viñedo de la Comunitat Valenciana que la Conselleria de política territorial, obras públicas y Movilidad decretó en 2016.

Ahora esos movimientos van a converger, pues las Denominaciones de Origen Utiel-Requena, Valencia y Alicante, junto a la IGP Vins de Castelló van a unir fuerzas pidiendo respeto hacia un modo de vida por el que llevan muchas décadas peleando ellos y los viticultores a los que representan, con la sostenibilidad por bandera, salvaguardando un patrimonio de incalculable valor para generaciones futuras. La batalla está servida, y nosotros vamos con el sector del vino. Sin medias tintas. La unión hace la fuerza, incluso con las diferencias entre unos territorios y otros que, por supuesto, las hay. De hecho ahí reside la clave. La Generalitat de Catalunya ha mostrado el camino a seguir. Zonificar por calidad de suelos. Renovables sí, pero en suelos no fértiles. Pues lo que decimos: sentido común y no arrasar con la vida y actividad de ningún territorio y sus gentes.

Porque nos parece injusto y una locura para empezar. Y para continuar porque cuando la política quiere poner su maquinaria de propaganda en marcha con el ‘diario oficial’ de turno según el color del gobierno (qué pena lo del periodismo), es necesario que otros medios ejerzan su responsabilidad social, sean valientes y le den el altavoz que merece también a David en su pelea contra Goliat. Y nosotros estamos con David. Publicar que un agricultor gana seis veces más con las placas solares que con su actividad es propaganda y demagogia muy barata. Es un buen titular si no triturase el corazón de personas y territorios de manera gratuita. Es mentir, porque contar verdades a medias es mentir. Es mentir porque no habla del patrimonio que suponen el paisaje, las tradiciones y el territorio. Es mentir porque elude la letra pequeña de esos contratos maquiavélicos de manera voluntaria y sibilina. Es mentir y no hacer el trabajo de un periodista porque no pierde ni un minuto en ver el origen y las formas en las que se constituyeron según qué sociedades. Es escribir al dictado del poder. Es hacer mal periodismo. De hecho, no es hacer periodismo. Es hacer propaganda por un puñado de campañas publicitarias a costa de la credibilidad de un medio y de sus excelentes profesionales, que los hay y que sé con certeza que también están con el mundo del vino y ayer tragarían saliva. Como diría un director que tuve hace ya unos años: “después nos quejamos de que ya no vendemos periódicos”.

¿Y ahora qué? Pues a seguir luchando con todas las esperanzas puestas en la visita que Francesc Colomer hará a Terres dels Alforins el próximo jueves y la que hace unos días realizaba una comitiva del conseller Arcadi España. Porque donde unos ven negocio, otros ven patrimonio innegociable. Pero, por encima de todo, lo que hay son muchos sueños, mucho amor a la tierra y al origen. Muchas gotas de sudor invertidas de sol a sol. Ojalá esta visita sea una pequeña victoria y después lleguen más, visitas y victorias, porque el brindis será sonado.

De momento, que no es poco, el sector del vino de la Comunitat llora unido. ¡Grita libertad!

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