Déjate seducir por el mundo del vino
Déjate seducir por el mundo del vino
20 October, 2022
Texto: Sonia Bas (Enóloga por la UPV) / Fotos: Fernando Murad
Hay citas que hacen tener mariposas en el estómago. La entrevista de hoy se desarrolla en el incomparable marco de La Nau, uno de los edificios más excepcionales de Valencia, y tengo el privilegio de conversar con la décimo segunda generación de la bodega más antigua de la Comunitat Valenciana, y una de las más antiguas de España: Carlos Velázquez, de Bodega Casa Los Frailes. Hoy es una de las bodegas de referencia de Fontanars dels Alforins, un rincón mágico de la Denominación de Origen Valencia. A sus 86 años, Carlos sigue gozando de una energía envidiable y, aunque delega en sus hijos, Mª José y Miguel, es partícipe de buena parte de las creaciones de la bodega. Farmacéutico, al igual que su hijo y la entrevistadora, sintió y siente el amor por la tierra y por los viñedos que desde 1771 cultivó y mimó su familia. Su memoria es envidiable y es capaz de remontarse a anécdotas brillantes que arrojan luz a la pasión y el alma que desprende un proyecto familiar como el de la familia Velázquez.
Hacemos la entrevista tomando un Casa los frailes 1771 de 2017, un vino que es la esencia de los viñedos más viejos de monastrell de Los Frailes, con casi ocho décadas de antigüedad. Nace en un terruño singular por sus suelos calizos, a 700 m de altitud, abrigado en un clima continental con influencia mediterránea. Y al abrigo de una copa de este gran vino Carlos me cuenta que la finca era propiedad de la Compañía de Jesús, los Jesuitas, y fue a raíz de su expulsión en 1767, cuando un antepasado suyo la adquirió en pública subasta en 1771, donde ya figuraban viñedo y bodega. La familia Velázquez lleva desde entonces trece generaciones al timón de la bodega. Como bien apunta Carlos, una cosa es la uva y otra es el vino. Desde el año 2000 tienen el sello ecológico, siendo pionera en la zona junto a sus vecinos de Los Pinos. Hace cuatro años añadieron el de agricultura biodinámica. Ambos certificados aportan a Casa Los Frailes un valor añadido cada vez más tangible en los mercados, especialmente los centroeuropeos.
La extensión de la bodega bien podría entenderse utilizando el término francés ‘château’. Es decir, un conjunto de parcelas de viña, combinadas con otros cultivos, con la casa y la bodega en medio de todas ellas. Todo en el mismo sitio.
Hablamos con Carlos de etapas lunares y lanza una advertencia que da una idea de lo que afectan a la naturaleza: “no se te ocurra nunca cortar un pino fuera de la etapa lunar idónea, porque la madera ya no sirve para nada”.
La uva tradicionalmente más arraigada a la zona y la que se mima con esmero en Los Frailes es la monastrell. Esta variedad se cultiva en esta zona de la provincia de Valencia, en la provincia de Alicante, y también en Murcia, en cuanto a latitudes cercanas a la nuestra. Es la cepa que mejor ha arraigado y muy vinculada históricamente al Mediterráneo.
Carlos me recuerda la época terrible de la filoxera y apunta que en los terrenos arenosos no atacó de la misma forma que en terrenos calizos, más sensibles. Su vino preferido es un monastrell joven, sin crianza, y apunta: “cuando la uva es buena, un vino joven es fantástico”, y yo estoy muy de acuerdo con él. En reuniones con amigos pide vinos más elaborados, por ejemplo Trilogía, elaborado con monastrell, cabernet sauvignon y tempranillo. Bodega Los Frailes también apuesta por la innovación. Buena prueba de ello es la introducción hace años de la marselán. Me apunta que en su opinión es una variedad que va a dar mucho que hablar, y que da lugar a un vino fresco, con fruta que cruje, potente, carnosa y con mucho color. Moma, elaborado con marselán y monastrell, es el vino nacido de esta innovación. Es un vino que va variando cada año, son dos los parajes de los que se nutre, dolomitas y caliza, nacidos del concienzudo estudio de suelos que lleva años desarrollando la bodega. La ventaja de tener diferentes terroirs es que te permite crear vinos complejos, reflejo de distintos suelos, de esa búsqueda de la expresión de diferentes parajes. De ella nace también su colección de vinos parcelarios. De ese estudio geológico tipificaron los tipos de suelos de la finca y de ahí surgió la idea de elaborar un vino de cada tipo de suelo: Caliza, Dolomitas o Rubificado.
Damos un sorbo a la copa y enfocamos la parte que la biodinámica aporta al proyecto. Apunta Carlos que solo se embotella en días estrellados, que en el proceso intervienen las mareas… que se mira y se escucha al viñedo. Delicadeza y cuidado extremo. Te das cuenta que en la naturaleza nada es casual, y que cada cosa que haces en ella tiene una consecuencia, y la biodinámica te lo recuerda. “En la naturaleza hay unos ciclos y nosotros los respetamos”, señala. Me comenta que existe un calendario que está en función de los ciclos. Hay que mirar los días flor y fruto, y los días raíz y hoja. Carlos destaca el carácter afable y hospitalario que tiene la bodega. Las puertas están abiertas.
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Un comentario en
Hoy tengo un dia de recuerdos, hablé con Carmen, la mujer de Remigio, con mi familia de Valencia, los Loras Lovaco y al final me he ido a la Casa Los Frailes y aquí me encuentro con la enóloga Sonia Bas -¿no será esta familia de mis queridos Loras Bas?- Y aquí me encuentro con el lozano, afable y dicharachero. Carlos Velázquez de Luján. A raiz de la visita que os hicieron los compañeros del Cole, hablé contigo, no sé porque. Enhorabuena por lo bien que tus hijos están llevando Los Frailes. Un fuerte abrazo.