Bodegas Vibe: un faro de autenticidad para defender el potencial de lo autóctono

La combinación única de la tierra arcillosa y la elevada altitud en Bodegas Vibe imprime una distintiva personalidad a sus vinos.

Berta López 

En la vastedad de la tierra donde los viñedos son testimonios centenarios, Bodegas Vibe se alza como un fervoroso tributo de amor a la tradición y la pasión por el terruño. Esta bodega familiar, nacida de las las raíces de una explotación vinícola anterior, ha desarrollado un nuevo capítulo en la creación de vinos que destilan un carácter singular. Ubicada en la pedanía de El Azagador, este celler es un templo dedicado a la esencia de la DO Utiel-Requena y cada una de sus botellas cuenta una narrativa tejida por el tiempo, el clima y la variedad.  

La ubicación geográfica y las características del suelo marcan la personalidad de Bodegas Vibe. La riqueza en arcilla de la tierra y su emplazamiento a una altitud a 700 metros sobre el nivel del mar, brindan las condiciones ideales para elaborar vinos estructurados. Un cruce de influencias que, junto con el clima mediterráneo, se combinan en una cuidadosa elaboración que da como resultado vinos capaces de crear en boca una brisa fresca de sabor y armonía. 

Detrás de cada producción se encuentra Juan Carlos García, químico de profesión que ha acabado escogiendo el camino de la enología. Una vocación anunciada si tenemos en cuenta que proviene de una familia de viticultores; sus antepasados ya elaboraban vino y lo comercializaban a granel. En 1998 fundó junto a su hermano Bodegas Torroja, una casa de vinos que llegó a producir más de dos millones de botellas, que solo una crisis consiguió frenar.  

Entonces aparecieron en su camino Narciso y Raúl, quienes bajo el nombre de Bodegas Vibe consiguieron crear un proyecto con una filosofía comprometida con las uvas autóctonas. Conocedores del potencial de la tierra en términos tintos, siempre han velado por reflejar la innata calidad de la bobal como símbolo de la comarca. 

Una apuesta firme por la bobal y la tardanza para ‘Saborear los colores del Mediterráneo’.

La clave de su éxito posiblemente haya sido mantener firme su compromiso desde el principio: sorprender al mundo con la calidad de los vinos valencianos y situarlos en el lugar que merecen. Un propósito que guía cada paso de su producción y una fuerza impulsora que les mantiene en la vanguardia. Siguen empeñados en difundir el carácter de los vinos elaborados en la Comunitat, convencidos de que merecen un lugar de honor en la escena vinícola global. 

Y así fue como convirtieron su proyecto en un faro de autenticidad, apostando sin reservas por las variedades que han forjado la identidad vinícola de la región. Una visión que han conseguido transformar en algo tangible; vinos que hacen justicia a la significación histórica y cultural del vino de Requena. Comenzaron a pintar un lienzo con la bobal y la tardana como protagonistas para «saborear los colores del Mediterráneo» con una paleta cromática que completa su excepcional gama de vinos. Parsimonia Crianza, Parsimonia Bobal de Autor y Venusto Bobal Madurado conforman su triple apuesta en tintos, referencias que transmiten fielmente la esencia del terruño local. Parsimonia Tardana, su blanco afrutado, destaca por su frescura y acidez equilibrada, uno de sus grandes estandartes. Venusto Bobal Rosado cierra el círculo con un aroma intenso, carnoso y con volumen en boca. 

Descubrir el mundo de Bodegas Vibe es sumergirse en una experiencia sensorial única, donde la historia se une a la modernidad en una danza de sabores y aromas que cautiva los sentidos y embriaga el alma. Una entrega apasionada para exaltar el potencial de lo autóctono que pauta cada paso en la creación de estos vinos. Un enfoque meticuloso hacia la viticultura para defender un territorio.

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