Bodegas Latorre: vinos nobles por naturaleza

Texto: Berta López / Vídeo: Vicent Escrivà y Fernando Murad

Bajo el apacible sol que baña Venta del Moro, Bodegas Latorre se alza como un proyecto familiar arraigado en la tradición vinícola, cuyo legado se remonta a los albores del siglo XX. Este oasis de tradición e innovación, enclavado en un entorno idílico, fusiona historia y modernidad en dos fincas emblemáticas: fincas Casa Garrido y Casa Parreño. La primera de ellas, a dos kilómetros del municipio que la acoge y sede de la bodega, es hogar de tintos y blancos. En total, más de 140 hectáreas donde predomina la autóctona bobal, pero que convive con otras tres figurantes como la garnacha tintorera, cabernet sauvignon y tempranillo, con espacio también para la macabeo y verdejo. Una selección de uvas que dan vida a una cautivadora colección de vinos que capturan la esencia del terroir en cada botella.

Nos recibe Luis Miguel Latorre, cuarta generación de la bodega. Comenzamos nuestra visita donde el alma del vino toma forma. La privilegiada ubicación de la finca Casa Garrido, en la zona más cálida de la región, condiciona el carácter de los vinos tintos, que buscan la maduración óptima de las uvas para alcanzar una mayor complejidad y estructura. En contraste, Casa Parreño, ubicada en una zona con mayor altitud, es ideal para variedades  de vinos blancos frescos y afrutados, como la macabeo.

La bodega cuenta con tres gamas emblemáticas que configuran una oferta completa y diversa para conquistar a todo tipo de públicos. Parreño es una expresión fresca y joven, compuesta por tres vinos diseñados que evocan con su etiqueta la brisa matutina, la plenitud del medio día y la serenidad del atardecer, brindando siempre la compañía perfecta para cada momento. Catamarán está formada por un único vino: un blanco madurado en barrica con dos meses de madera, que destaca por su equilibrio y complejidad. Su gama Duque de Arcas cierra el círculo con tres vinos tintos, entre los que se encuentra el exclusivo Solo Bobal, un homenaje a la tradición y la calidad, elaborado con uvas de más de 50 años y con un cuidado exquisito de cada detalle. Un vino reconocido de «alta expresión» por la Denominación de Origen Utiel-Requena.

Llegamos a la casa señorial en la que conversamos con Luis Miguel y Luis Rafael Latorre, tercera generación de la bodega. Con la copa en mano, hablamos sobre los inicios y nos lo cuentan en primera persona: «Bodegas Latorre se remonta a 1968, cuando el abuelo José María, acompañado de sus tres hijos y su mujer, estableció la empresa. Previo a esto, ya contaba con experiencia en la producción de vinos y aceites, gestionando una almazara en Venta del Moro. Con el tiempo, la empresa prosperó, adquiriendo la finca actual y expandiendo las instalaciones», explican.

La bodega, arraigada en la tradición familiar desde su fundación en los años 40, se ha mantenido fiel a sus raíces hasta el día de hoy. Han sabido preservar los métodos tradicionales en sus cultivos y procesos, al tiempo que han abrazado las tecnologías más avanzadas. «En 1986, la bodega se convirtió en una de las más modernas de España con la sección de vinificadores. Además, fuimos pioneros en la comarca al implementar el sistema de espaldera», añade Luis Rafael. Con un enfoque inquebrantable en la calidad, escogen cuidadosamente sus uvas para sus embotellados y su línea de vinos a granel, garantizando así la excelencia en cada resultado.

Ya en la sala de barricas, profundizamos sobre la gama Duque de Arcas, compuesta por tres vinos: Roble, Crianza y Solo Bobal. «Vinos con una personalidad y estructura muy acusadas. La bobal es una variedad difícil de trabajar, que hay que tratar con mucho mimo y cuidado. Es esencial vendimiarla en su momento óptimo de maduración, pero luego tienes la recompensa de que son vinos con mucho extracto, boca y nariz, donde se aprecian esos frutos rojos y matices afinados en el paladar», cuenta Luis Miguel.

Nos han hecho sentir como en casa. Cerramos la jornada con una foto grupal y chocando las copas por un proyecto que se muestra imparable con los años. Consideran que el secreto de su éxito reside en su dedicación apasionada y su incansable esfuerzo. Bodegas Latorre, una familia comprometida con brindar lo mejor de sí misma a través de sus vinos, nobles por naturaleza. ¡Salud!

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